Editorial

Incertidumbre política y perspectivas económicas

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Los rankings y los índices no describen toda la realidad, sin duda, pero sí ayudan a comprenderla mejor en dimensiones importantes. El descenso de Chile en diversas mediciones relevantes en los últimos años -competitividad, atractivo minero, calidad institucional, ciberseguridad, libertad de prensa y, la semana pasada, libertad económica- es una señal de alerta que no puede ser desatendida.

Ahora, según el Índice de Confianza Económica, que realizan las empresas Deloitte y Cadem -y consignado el lunes en este diario-, una mayoría de los representantes de 59 grandes compañías describe como mala o muy mala la situación económica. Y si bien en ello inciden variables perfectamente cuantificables como la baja inversión (42%), el bajo crecimiento (60), la escasa productividad (14) o la inflación (5), resulta muy decidor que el 70% sostenga que la incertidumbre jurídica/inestabilidad política es el principal problema económico del país.

El Gobierno puede contribuir a aliviar la incertidumbre política que hoy actúa como freno (parcial) a un mayor dinamismo económico.

Lo cierto es que una mejoría en esta última variable (la política) haría mucho por lograr avances en la dimensión económica. Esto es algo que el Ejecutivo parece compartir sólo parcialmente, pero es claro que la actitud que adopte de cara al proceso constitucional o a la dificultosa tramitación legislativa de sus reformas, entre otras cosas, contribuirá sensiblemente a reducir o elevar la incertidumbre que preocupa a los actores económicos, y que está siendo un lastre adicional en un escenario de por sí desafiante.

Como dijo un miembro del panel antes mencionado, “la incertidumbre jurídica y la inestabilidad política son factores clave a evaluar cuando se contempla invertir en el país”, un cuadro que ha empeorado desde la violencia del 18-O. Acercándose ya a la mitad de su mandato, el Gobierno haría bien en cambiar su agenda de reforma estructural (y fuerte componente constitucional) por una de impulso al crecimiento, la inversión, el empleo y la seguridad. Eso sería de gran ayuda para aliviar la incertidumbre que hoy actúa como freno (parcial) a un mayor dinamismo económico.

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